La aplicación de hongos y/o bacterias a semillas de diferentes cultivos, técnica conocida como inoculación, es ampliamente conocida en la familia de las leguminosas (alfalfa, soja, tréboles, etc.). Hoy a ésta se le ha sumado la inoculación de semillas de gramíneas que ahora comienza a crecer vertiginosamente .
Inoculacion de Gramineas Forrajeras
Durante los últimos años se ha incursionado en la investigación y evaluaciones a campo de la aplicación de bacterias en semillas de gramíneas (avena, trigo, cebada, sorgo forrajero, moha, maíz para silo, etc.) Estas bacterias se diferencian de las aplicadas a las leguminosas en que no forman nódulos, sino que son bacterias de vida libre de acción rizósferica (zona cercana a las raíces), las cuales segregan sustancias hormonales, antifúngicas, etc. que producen una promoción en el desarrollo vegetal, especialmente a nivel radicular. Debido a estas características, se las denomina promotoras del desarrollo radicular (PGPR, por su sigla en inglés). Actualmente se está dando amplia difusión a la utilización de la inoculación sobre la base de productos formulados con Azospirillum brasilense.
BENEFICIOS LOGRADOS CON LA INOCULACIÓN
A los beneficios logrados con la inoculación podemos dividirlos en visibles e invisibles. Esto es así dado que algunos se ven a simple vista y desde estadios tempranos del cultivo, como son el mayor desarrollo radicular, el mayor número de plantas logradas y el mayor desarrollo vegetativo. Para "visualizar" los beneficios invisibles, como ser la mayor producción de materia verde y/o rendimiento en grano ó el menor uso de fertilizantes químicos, será necesario cuantificarlos mediante pesadas de muestras extraídas del lote o con la utilización de tolva con balanza en el caso de pretender evaluar el rendimiento en granos.